fisica y pachucadas

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Página personal de Selim Gómez Ávila

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5 October 2024

Retortijón

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Me pare para ir al baño y una punzada aguda en el abdomen superior me hizo doblarme por la mitad. Empecé a temblar y a sudar, no encontraba el equilibrio ni el reposo; entre los espasmos y los escalofríos, me volví origami humano.

Después de excruciantes quince minutos sosteniendo con bravura la pared, después de caminar encorvado y de hablar con incoherencia, después del desnudamiento paradójico al que me llevó preguntarme si había lesión o bulto evidente entre el esternón y la pelvis, después de tomarme la temperatura y de alarmar a Lol y a los gatos según su personalidad y entrenamiento, nos dirigimos al hospital. El dolor abdominal era intenso y persistente; de camino al hospital, cada tope fue una puñalada en los riñones, cada bache un puñetazo en el estómago.

La atención fue pronta y apropiada, y los síntomas considerados meritorios de una consulta casi inmediata. Me sentaron, pararon y acostaron, me tocaron y me auscultaron, me interrogaron y me dieron de golpecitos. Me pidieron contar mis penas y confesar mis vicios, cuantificar el exceso, comprometerme con la moderación. La técnica que me tomo el electrocardiograma puso una de las pinzas junto al pezón izquierdo, con tal torpeza que se cayó tres veces mientras conversaba sin interrupción con su compañera.

Estoy bien, mi vida no corre peligro. El veredicto de la ciencia médica contemporánea, estimados amigos, es que mi boleto al sistema de salud fue una indigestión atribuible ya sea al queso de la pizza o a la somatización del estrés, ambas tentaciones de las que se me pide abstenerme.

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